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La imitación y el acceso a la información determinan la evolución de la sociedad

Un estudio internacional liderado por el Instituto de Biología Evolutiva (IBE, CSIC-UPF) descubre como la imitación y el acceso a la información han determinado el ritmo y modo de la evolución social y también como puede anticiparse.

02.05.2023

 

En los últimos años, la evolución cultural ha pisado el acelerador en gran parte del mundo gracias a las nuevas tecnologías y la globalización. Sin embargo, según este estudio, podría estancarse a causa de un exceso de imitación hacia los demás, la carencia de acceso a información verídica y el aumento del tamaño poblacional gracias a la globalización. De este modo, el modelo podría explicar fenómenos de “contagio social” como son los movimientos antivacunas o el rechazo de las mascarillas durante la pandemia de la COVID-19, y evitar así sus consecuencias negativas.

La investigación, liderada por Blai Vidiella y Sergi Valverde, investigadores del IBE (CSIC-UPF), en colaboración con investigadores de la Universidad de Tennessee, la Universidad A&M de Texas, y la Universidad de Cambridge, ha presentado una nueva teoría para descubrir los factores clave en el avance del conocimiento y las consecuencias a largo plazo para la evolución humana. El estudio concluye que a menudo el mejor invento no es lo más imitado y que el adelanto cultural es más parecido a una lotería que no un triaje selectivo y racional.

El estudio publicado en la revista científica Journal of The Royal Society Interface noviembre de 2022, determina que el ritmo y el modo de evolución cultural puede predecirse en función de tres parámetros: el aprendizaje social, es decir, nuestra tendencia natural a imitar los otros (técnicamente, sesgo de popularidad o imitación), el acceso individual que tenemos a información verídica (grado de transparencia), y el tamaño de la población. Combinando estos tres factores, la teoría permite estudiar nuestro pasado y explicar por qué hay largas etapas de estancamiento seguidas de cambios repentinos, como por ejemplo la invención de la penicilina, del tren de vapor o la imprenta.

A pesar de que estos saltos culturales se habían observado antes, este es el primer modelo que los define gracias a la evolución puntuada. Este estudio representa un cambio importante respecto a los modelos tradicionales, que a menudo están centrados en la evolución gradual y no pueden explicar los cambios escalonados o repentinos. La nueva teoría incluye los tres parámetros principales (imitación, transparencia y población) de manera independiente, lo cual genera predicciones más flexibles y con más resultados que el anterior y permite observar el freno en la evolución y sus saltos.

¿Cómo funciona el modelo?

La imitación y el acceso a la información determinan la adopción de nuevas tecnologías

El estudio confirma el papel clave de la imitación en el aprendizaje social. Esta tendencia natural en los humanos (y otros animales) puede impulsar el avance del conocimiento cuando se combina con un buen acceso a la información, es decir, con la transparencia. La invención de la rueda, por ejemplo, impulsó la evolución de toda la sociedad, y es que se trata de un invento que se explica fácilmente y es fácil ver las ventajas (alta transparencia). Por otro lado, la tendencia a imitar un comportamiento muy exitoso habría permitido su popularización.

Cuando la imitación es excesiva, no obstante, se genera un sesgo de popularidad que, sumado a la falta de transparencia, puede llegar a detener el avance del conocimiento. En este escenario, los inventos nuevos y beneficiosos topan con la llamada “barrera de utilidad”, la cual se genera porque los individuos no tienen un buen acceso a la información sobre los beneficios del invento, a la vez que se favorece la imitación de prácticas que son de menor interés (o que son incluso perjudiciales).

Representación gráfica de Blai Vidiella sobre el modelo matemático de evolución puntuada.

 

Esta teoría podría explicar por qué la medicina del siglo XIX rechazó las prácticas antisépticas en un primer momento. Lavarse las manos para atender los partos es una medida antiséptica que fue propuesta en Viena el 1847 por el doctor Ignaz Semmelweis. A pesar de que el doctor demostró que esta práctica reducía la mortalidad en el parto, fue ampliamente rechazada por los otros médicos.

El modelo explicaría este fenómeno con la falta de transparencia y el exceso de imitación: los microbios todavía eran unos grandes desconocidos, y por eso los médicos no podían entender la necesidad de esta práctica (es decir, había una baja transparencia). Al mismo tiempo, el sesgo de popularidad hacía que los médicos siguieran la práctica común de la mayoría de los profesionales, los cuales despreciaban la higiene.

Incrementos en la imitación pueden llegar a generar una evolución puntuada, con largos periodos de estancamiento hasta llegar al invento o innovación que impulsa el conocimiento de la especie con un salto notable. No obstante, antes de cada gran salto en el aprendizaje social, como por ejemplo la transición de energía fósil a energías renovables, se puede detectar un aumento de la diversidad de opciones.
Así pues, para que una tecnología o una idea se pueda adoptar es necesario que se explique y que la gente quiera imitarla, pero también hay que tener en cuenta el tamaño de la población.

El tamaño de la población determina el adelanto del conocimiento

Esta teoría puede ayudar a resolver el debate sobre los efectos poblacionales en la evolución social. Si bien es cierto que en una población grande la cantidad de inventos nuevos y beneficiosos es, probablemente, superior, la teoría indica que con el número de personas también aumenta la dificultad para innovar. Cuanta más gente desinformada hay, más difícil es provocar un cambio. Esto pasa porque la barrera de utilidad aumenta con la medida de la población, y por eso se necesita mucha más transparencia para superarla, es decir, mucha más comunicación. Este resultado sugiere la existencia de un balance óptimo entre los tres factores que determinan el aprendizaje social.

El modelo de evolución puntuada para estudiar el futuro de la evolución cultural

El modelo de evolución puntuada también podría utilizarse para analizar las innovaciones actuales y estudiar las causas de su adopción o rechazo por parte de la sociedad, así como determinar los factores de los cuales depende su adopción en un futuro.

“Durante el inicio de la pandemia de la COVID, la información sobre los beneficios de las mascarillas fue escasa, lo cual generó una carencia de transparencia que, sumada a la imitación, provocó el rechazo ninguno esta herramienta todo y su utilidad. Este modelo nos puede ayudar a entender por qué hay aceptación o rechazo en los adelantos tecnológicos segundos estos factores y, por lo tanto, ayudar a prevenir estos fenómenos.” Señala Sergi Valverde, Investigador Principal del IBE que ha liderado el proyecto.

“Todavía no sabemos cuándo se instaurarán las energías renovables, pero el modelo nos puede decir de qué factores depende: cuál es la barrera de utilidad que tienen que superar para ser socialmente aceptadas, cuál sería el nivel de transparencia necesario y cuánta gente las tendría que adoptar para provocar un cambio global”. Añade Blai Vidiella, Investigador Postdoctoral del IBE y primer autor del artículo.

Artículo de referencia: Vidiella, B., Carrignon, S., Bentley, R. A., O’Brien, M. J., & Valverde, S. (2022). A cultural evolutionary theory that explains both gradual and punctuated change. Journal of the Royal Society Interface, 19(196), 20220570. DOI:https://doi.org/10.1098/rsif.2022.05700

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