El postdoctorado, un punto crítico en la “Leaking Pipeline”
Según los datos del Informe de Mujeres Investigadoras 2024 del CSIC, el postdoctorado es el primer punto de fuga de la “Leaking Pipeline” o “tubería con fugas”. Esta metáfora describe la pérdida progresiva de mujeres en la ciencia a medida que avanzan en su carrera académica.
Según las científicas del IBE, el postdoctorado es una de las etapas más desafiantes de la investigación, pues se caracteriza por contratos demasiado cortos, movilidad obligatoria y una presión constante por publicar.
El postdoctorado: entre la inestabilidad y la presión por publicar
“Me parece que la peor es la etapa postdoctoral”, explica Rosa Fernández, investigadora principal del IBE, que señala la inestabilidad y la elevada carga laboral son los principales obstáculos a superar. “Tienes la meta a medio o largo plazo de estabilizarte y una presión brutal”.
Rosa Fernández, Investigadora Principal en el IBE
Según su experiencia, el primero es un año de adaptación y se necesitaría un tercer año para recoger los resultados de la investigación. Sin embargo, la mayoría de contratos postdoctorales apenas duran dos años.
“En tu segundo año, ya tienes que estar pensando en pedir la siguiente beca, y a menudo en cambiar de ciudad o de país. Eso añade mucho estrés y es una realidad muy específica del momento postdoctoral. Creo que esto tiene más impacto en las mujeres, porque ocurre en la treintena, cuando muchas mujeres se empiezan a plantear su deseo de formar una familia o tienen ya hijos o hijas que cuidar”, reflexiona.
Conciliación y movilidad obligatoria, un reto adicional para las mujeres
Para Marta Álvarez, investigadora “ComFuturo” en el Multicellgenome Lab del IBE, esta etapa representa una combinación de pasión y sacrificio. "Me gusta la ciencia de 'bata y de bota': combinar el laboratorio con la bioinformática y el trabajo de campo", cuenta. Sin embargo, señala que la exigencia del postdoctorado choca con la conciliación familiar.
Marta Álvarez, investigadora ComFuturo en el IBE
“El estado vital del momento es muy importante. Durante la tesis, si era necesario salía a las 10 de la noche o iba algún fin de semana a trabajar, pero cuando tuve a mi hija eso cambió. Aprendes a organizarte de otra manera, y a hacerlo con las horas que tienes disponibles. Al mismo tiempo, hay mucha presión, por lo que es algo contradictorio. En el fondo (el postdoctorado) es cuando necesitas trabajar más, pero no tienes las horas para hacerlo”.
A esto se suma la movilidad obligatoria, un requisito casi imprescindible para avanzar en la academia.
“Me fui a Bristol para hacer un “check” en el currículum. El proyecto me atraía mucho, pero en ese momento mi prioridad no hubiera sido ir fuera. Sin embargo, me había presentado a plazas de lectora en la universidad, entre otras cosas, y siempre me decían: sí, muy bien, tienes un currículum muy bueno, das las clases muy bien, pero no te has ido fuera”. En mi experiencia, la movilidad no es opcional si quieres progresar”.
Más allá del postdoctorado: estabilidad y futuro en la academia
Estos testimonios reflejan una realidad que se recoge en estudios recientes. Una investigación de 2023 señala los motivos familiares, la estabilidad y el salario como razones de peso para el abandono de la carrera académica. Sin embargo, las científicas del IBE no destacan el salario como un factor determinante en la toma de decisiones.
“Si estás en el mundo de la academia científica, no lo haces por el salario, lo haces un poco por amor al arte, asegura Meritxell Antó, técnica de laboratorio del IBE, dónde disfruta trabajando en los diferentes proyectos del Multicellgenome Lab, el laboratorio que gestiona y dónde “Veo muchas cosas distintas y por suerte en mi grupo puedo elegir los proyectos que más me gustan, por lo que es un trabajo bastante variado”.
Meritxell Antó, técnica de laboratorio en el IBE
Nos comenta que la vía técnica tiene muchas ventajas, pero la estabilidad no es una de ellas. “Cuando terminé de estudiar con 25 años, el tema de la estabilidad o el salario no me preocupaba, quería hacer algo que me gustara. Pero cuando pasan los años, empieza a ganar importancia”.
A diferencia de la etapa postdoctoral, la vía técnica es generalmente una etapa de larga duración. No obstante, a menudo hay pocas plazas de estabilización. “No todos los laboratorios pueden permitirse un técnico. Tiene que haber voluntad por parte del investigador principal de tenerlo. Es una inversión en tiempo y dinero que no todos los grupos están dispuestos a hacer”, concluye Meritxell Antó.
El ambiente laboral, una pieza clave para “cerrar la tijera”
Aunque la estabilidad y la movilidad son factores determinantes, algunos estudios señalan que, para muchas mujeres, el ambiente laboral puede ser incluso más influyente que la conciliación a la hora de abandonar la carrera científica.
En el próximo artículo, exploraremos el impacto del ambiente en la permanencia de las mujeres en la ciencia. Hablaremos del síndrome de la impostora, la desigualdad en disciplinas dominadas por hombres y las medidas necesarias para cerrar la tijera y construir una academia más equitativa.
Artículos referenciados:
White-Lewis, Damani K., KerryAnn O’Meara, Kiernan Mathews y Nicholas Havey (2023). Leaving the Institution or Leaving the Academy? Research in Higher Education 64. DOI: 10.1007/s11162-022-09712-9
Spoon, K., LaBerge, N., Wapman, K. H., Zhang, S., Morgan, A. C., Galesic, M., Fosdick, B. K., Larremore, D. B., & Clauset, A. (2023). Gender and retention patterns among US faculty. Science Advances, 9, 2205. DOI: 10.1126/sciadv.adi2205