Atrás La acción humana en Madagascar está llevando a los lémures al borde de la extinción

La acción humana en Madagascar está llevando a los lémures al borde de la extinción

El Instituto de Biología Evolutiva (IBE; CSIC-UPF) ha coliderado el mayor esfuerzo de secuenciación de genomas de lémures hasta la fecha, con 162 genomas de 50 especies de lémures de Madagascar secuenciados. Publicado en Nature Ecology & Evolution, el estudio internacional revela cómo la variación ecológica, las fluctuaciones climáticas y la actividad humana reciente han influido en la diversidad genética de los lémures y su perspectiva de supervivencia a largo plazo. Esta investigación podría arrojar luz sobre futuros esfuerzos de conservación para este amenazado grupo de primates, una especie ignorada durante mucho tiempo que sigue en peligro a pesar de su alta diversidad genética.
27.12.2024

Imatge inicial - Lémures. Fuente: Pexels.

Los lémures –esos pequeños primates de ojos grandes que viven en los árboles de Madagascar frente a la costa sureste de África– son un misterio de la evolución. Cuando los primeros individuos llegaron a la isla hace decenas de millones de años, encontraron ecosistemas tremendamente diversos, desde bosques tropicales húmedos en el este hasta extensiones áridas en el suroeste.

Sin muchos otros mamíferos competidores, esos primeros lémures evolucionaron hacia una vertiginosa variedad de formas, desde lémures ratón del tamaño de una taza de té hasta lémures perezosos gigantes. Se separaron de los monos y otros primates del continente africano y permanecieron aislados en Madagascar, isla que nutrió su mosaico genético único durante millones de años. Sin embargo, aunque muchos de estos lémures tienen niveles increíblemente altos de diversidad genética, un signo frecuente de una población sana, casi todas (el 90 por ciento) las más de 100 especies que viven en la isla están en peligro de extinción.

Para descubrir por qué (y tal vez resolver el misterio) un equipo internacional de investigación del Instituto de Biología Evolutiva (CSICUniversidad Pompeu Fabra) de España y la Universidad de Montreal (UdeM) adoptó un enfoque genético: secuenciaron los genomas de 162 lémures de 50 especies de Madagascar, con diferencia el mayor esfuerzo para secuenciar genomas de lémures hasta la fecha. El 80% de los genomas generados en este estudio fueron secuenciados en Barcelona, ​​en el Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG).

Dirigido por Tomàs Marquès-Bonet, investigador principal del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y profesor de investigación ICREA de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), y el profesor asistente de la UdeM Joseph Orkin, investigador principal del laboratorio multiómico del departamento de evolución de primates de Antropología y Ciencias Biológicas de la UdeM, el equipo ha descubierto cómo la variación ecológica, las fluctuaciones climáticas y la actividad humana reciente han influido en la diversidad genética de los lémures y en sus perspectivas de supervivencia a largo plazo.

“Este estudio forma parte del proyecto global que publicamos el año pasado en un número especial de Science y demuestra cómo la genómica aplicada a la conservación no solo nos informa sobre el pasado de las poblaciones, sino que también puede ayudarnos a detectar las especies más amenazadas y preparar planes de recuperación”, apunta Tomàs Marquès-Bonet, investigador principal del IBE y profesor de investigación ICREA en el Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida (MELIS) ​​de la UPF, que ha dirigido el estudio.

Amplio flujo genético de los lémures

Publicado hoy en Nature Ecology & Evolution, los análisis del estudio revelan un flujo genético generalizado entre especies de lémures durante cientos de miles de años.

"A medida que los cambios climáticos conectaban periódicamente hábitats que alguna vez estuvieron aislados, los lémures de diferentes especies y poblaciones se cruzaban, compartiendo material genético que impulsó su diversidad general", comenta Orkin.

“Además, las especies más diversas de lémures parecen ser aquellas con poblaciones fragmentadas en múltiples ecosistemas en toda la isla. Este patrón de aislamiento y reconexión parece estar acumulando y redistribuyendo la variación genética en Madagascar”.

Y añade: “Muchas especies de lémures tienen niveles muy altos de diversidad genómica, lo que parece antiintuitivo si se tiene en cuenta que muchas están en peligro crítico de extinción. Ha sido emocionante descubrir cómo la ecología de Madagascar ha dado forma a la diversidad de lémures”.

Lémures. Fuente: Pexels.
 

El ser humano ha influido en la disminución de las poblaciones de lémures

Si bien Madagascar puede ser un laboratorio para la diversidad de lémures, la actividad humana reciente en la isla ha desempeñado un papel importante en el colapso de sus poblaciones. Los datos muestran una sorprendente correspondencia entre la expansión de la población humana, la deforestación y los cambios en las prácticas de caza, y el inicio de una grave disminución de la población de lémures.

Nadie sabe exactamente cuándo llegaron los seres humanos por primera vez a Madagascar, pero está claro que su número comenzó a crecer hace unos 1.000 años y que el paisaje de la isla comenzó a cambiar de manera importante en el siglo XVIII, de acuerdo con Orkin.

“Cuando analizamos la evidencia genética de la disminución de la población, encontramos dos puntos de inflexión consistentes hace alrededor de 1.000 y 300 años. Fue realmente sorprendente ver una superposición tan clara entre el momento de la expansión de la población humana y la disminución de las poblaciones de lémures en Madagascar”.

Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para las estrategias de conservación, según Orkin. La fragmentación del hábitat y la deforestación no solo amenazan a los lémures al reducir el tamaño de sus poblaciones, sino también al cortar los corredores naturales que históricamente permitieron el flujo de genes. Sin estos intercambios genéticos el riesgo de endogamia aumenta, poniendo en peligro aún más a especies que ya están al borde de la extinción.

“La comprensión de la variabilidad genómica de los lémures añade una herramienta a los esfuerzos de conservación de la especie, ya que ahora sabemos dónde buscar más señales de disminución de la población. Esperamos generar preocupación por la biodiversidad de Madagascar en su conjunto, un hábitat raro que ha cultivado un ecosistema único a lo largo de la historia y que necesita ser protegido de una mayor antropización”, concluye Marquès-Bonet.

Artículo referenciado:

Orkin JD, Kuderna LFK, Hermosilla-Albala N, et al. Ecological and anthropogenic effects on the genomic diversity of lemurs in Madagascar. Nat Ecol Evol. 2024. doi: 10.1038/s41559-024-02596-1