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Revelan cambios genéticos en el sur de la península ibérica durante la Edad del Bronce

Un estudio con participación del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) revela transformaciones genómicas y sociales durante la transición de la Edad del Cobre a la Edad del Bronce en el suroeste de Europa.

 

Publicado en Science Advances, el trabajo documenta la llegada de un nuevo componente genético al sur de Iberia, coincidente con el surgimiento de la cultura de El Argar en la Edad del Bronce Antiguo, alrededor del 2200 a. C.

 

La investigación, basada en el análisis del ADN de 136 individuos prehistóricos de Iberia, confirma que el tercer milenio a. C. trajo consigo transformaciones genómicas sustanciales que se reflejan en las culturas europeas de la Edad del Bronce.

19.11.2021

El tercer milenio a. C. es un período muy dinámico en la prehistoria de Europa y Asia occidental, caracterizado por cambios sociales y políticos a gran escala. En la península ibérica, la Edad del Cobre estaba en pleno apogeo alrededor de los 2.500 años a. C., con un crecimiento demográfico sustancial atestiguado por una gran diversidad de asentamientos y fortificaciones y estructuras funerarias monumentales, así como macro-asentamientos de más de 100 hectáreas. Por razones aún desconocidas, la segunda mitad del milenio experimentó la despoblación y el abandono de estos macro-asentamientos, asentamientos fortificados y necrópolis.

Alrededor del 2200 a. C, surge en el sureste de Iberia una de las entidades arqueológicas más destacadas de la Edad del Bronce en Europa. Esta cultura, conocida como 'El Argar', es una de las primeras sociedades a nivel estatal en el continente europeo y está caracterizada por grandes asentamientos situados en la cima de colinas, una cerámica distintiva, armas especializadas y artefactos de bronce, plata y oro, junto con enterramientos en el interior de los asentamientos.

Ahora un estudio con participación del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), un centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra, y liderado por un equipo de investigación de los Institutos Max Planck de Ciencias de la Historia Humana (Jena) y Antropología Evolutiva (Leipzig) y la Universitat Autònoma de Barcelona, ha identificado la relación entre los cambios genómicos y los principales cambios sociales y políticos durante la transición de la Edad del Cobre a la Edad del Bronce en el suroeste de Europa. La investigación se ha basado en el análisis del ADN de 136 individuos prehistóricos de Iberia de entre el 3.000 y el 1.500 a. C.

 

Recambio genético y crisol de culturas

Incluyendo los genomas publicados en estudios anteriores sobre Iberia, este nuevo trabajo cuenta con casi 300 individuos antiguos y se centra específicamente en la transición de la Edad del Cobre a la Edad del Bronce, alrededor del 2200 a. C.

“Si bien sabíamos que la denominada componente genética relacionada con la 'estepa' que se había extendido por Europa durante el tercer milenio a. C. finalmente llegó al norte de la península ibérica alrededor del 2400 a. C., nos sorprendió ver que todos los individuos prehistóricos de El Argar portaban esta componente, mientras que los individuos calcolíticos no”, explica el investigador de Max Planck Wolfgang Haak, autor sénior e investigador principal del estudio.

Los datos genómicos revelan algunos de los procesos subyacentes a este cambio genético. Si bien la mayor parte del genoma muestra que los individuos de la Edad del Bronce son una mezcla de Calcolítico ibérico local y una parte más pequeña, de la componente entrante del continente europeo asociada a la ‘estepa’, los linajes del cromosoma Y heredados paternamente muestran un recambio completo, vinculado a la dispersión de la componente genética relacionada con la estepa, que también es visible en otras partes de Europa.

Además, los nuevos datos de los yacimientos de El Argar muestran que estas dos componentes (local y centro europea) no explican completamente la composición genética de las sociedades de la Edad del Bronce.

“También encontramos señales de una ascendencia genética típica del Mediterráneo central y oriental y Asia occidental. No podemos decir exactamente si esta señal genética llegó al mismo tiempo que la relacionada con la estepa, pero muestra que formó una parte integradora de las sociedades de El Argar, lo que atestigua un continuo contacto con estas regiones”, destaca Vanessa Villalba-Mouco, investigadora postdoctoral en el Instituto Max Planck y en el Instituto de Biología Evolutiva.

 

Implicaciones sociales

“Si el cambio genético fue provocado por grupos migratorios del norte y centro de Iberia o por un deterioro climático que afectó al Mediterráneo oriental alrededor del 2200 a. C. es la pregunta del millón de dólares”, dice el profesor Roberto Risch de la UAB, corresponsable del estudio. “Sería imprudente pensar que todo puede explicarse mediante un modelo simple de un solo factor. Si bien la coincidencia temporal es sorprendente, es probable que hayan influido muchos factores".

Uno de estos factores podría ser el de las pandemias, como una forma temprana de peste, que se ha atestiguado en otras regiones de Europa en ese momento. En este sentido, aunque no se ha encontrado una evidencia directa del patógeno entre los individuos analizados del sur de Iberia, sí podría ser una causa o un motor del movimiento o desaparición de otros grupos en la región.

“En cualquier caso, ahora podemos concluir que el movimiento de población que comenzó en las zonas esteparias de Europa del Este alrededor del 3.000 a. C. no fue un evento migratorio único, sino que requirió más de cuatro siglos para llegar a la península ibérica y otros 200 años para aparecer en las actuales Murcia y Alicante”, añade Risch.

El registro arqueológico de El Argar muestra una clara ruptura con las tradiciones calcolíticas anteriores. Los rituales de enterramiento, por ejemplo, pasaron de ser colectivos a individuales y dobles dentro de los asentamientos. A su vez, los enterramientos de la Edad del Bronce también reflejan la presencia de fuertes jerarquías y de una élite social. A la hora de cuantificar las relaciones de parentesco biológico, los investigadores han encontrado que, en promedio, los hombres están más estrechamente relacionados con otras personas dentro del yacimiento, lo que indica que el grupo probablemente estaba estructurado patrilinealmente. Tal organización social podría explicar la marcada reducción de la diversidad del linaje Y.

“Observamos patrones similares de organización y un incremento de la estratificación social también en otras partes de Europa al inicio de la Edad del Bronce, aproximadamente al mismo tiempo y con características similares de primeras formaciones-estados. Esto sugiere un reinicio estructurado o un reinicio después de algún tipo de crisis en tiempos inestables y dinámicos”, resume Haak.

 

Artículo de referencia: Vanessa Villalba-Mouco, ..., Iñigo Olalde, Carles Lalueza-Fox, David Reich, ... Roberto Risch, Wolfgang Haak; Genomic transformation and social organization during the Copper Age-Bronze Age transition in southern Iberia; Science Advances 2021; DOI: 10.1126/sciadv.abi7038 

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